30 agosto 2009

Amanecer.



Hace unos días estuve viendo el programa ese de ‘El último superviviente’. Vi un episodio en el que decía que por lo menos una vez al año teníamos que ver el amanecer. Esa frase, no sé porque, me impacto. Más tarde volví a ver aquel episodio. Y lo percibí como una señal. Este verano tenía que ver el amanecer. La regla que me puse es que no fuera un día que volviera de fiesta, porque de esos tengo muchos. Otra cosa es que no fuera en Benicàssim, porque desde allí se ven mejor los anocheceres y porque tengo cosas mejores que hacer que madrugar. Así que tenía que ser uno de los días que estuviera en Agullent.

La verdad es que el día no lo elegí yo, fuera como si me eligiera él. Me desperté a las cuatro de la mañana totalmente despejada, la verdad es que pensaba volverme a dormir, pero diversos pensamientos no me lo permitían (‘hace demasiado frio’, ’calor, mucho calor’,’ ¿eso es un mosquito?’, ‘¡¡Maldito bicho!!’). Tras dar vueltas durante dos horas y media, me di cuenta de que empezaba a entrar luz por la ventana. Fue como un reclamo. Me levante, cogí un zumo y un farton y me puse a caminar. Ya había comentado con mi madre donde tendría que ir a verlo, era el camino al cementerio y luego otro (que no encontré). Me resulto extraño estar haciendo el mismo recorrido que para el entierro de mi abuela, y me pareció tétrico cuando sonaron las campanas de la iglesia. Eran las seis y media de la mañana y ahí estaba yo, pasando un frío de muerte por un camino solitario (¿a quién no se le ocurre llevar manga larga a Agullent? Teniendo en cuenta de que la temperatura por la mañana a la sombra era de treintaicinco grados, no entiendo cómo me deje la chaqueta). La verdad es que el tiempo no me acompañaba hacia frío y estaba nublado. Sol no veré, pero al menos habré conseguido un objetivo.

Bueno… ¿y ahora qué? Supongo que el tema es que tendría que reflexionar y hacerme algunas preguntas transcendentales (¿Por qué tanto frío y odio? ¿Por qué los perros aprovechan estas horas para ladrar todos a la vez? ¿Eso que se mueve en la maleza es una rata?). Cuando llegue al cementerio, me plantee que quizá mi objetivo era entrar y ver a mi abuela, pero estaba cerrado. Y menos mal, entrar a esas horas, una chica sola y con esa niebla era como la peor peli de miedo sobre guijas y espíritus. Así que me senté un rato… precioso…precioso… no es más que nubes y arboles. Me levante y me puse a caminar, hasta que me cruce con un perro suelto y me entro acojone otra vez. La verdad es que no se si estaba en propiedad privada o no, así que mejor no cruzarse con el bicho. Sobre las ocho de la mañana decidí bajar a casa e ir a por moras, que al menos es más útil. Por el camino descubrí que lo que se movía no era una rata, era un conejito (o liebre ¿Qué diferencia hay?).

Objetivo cumplido, ahora he crecido como persona y he visto cosas, grandes cosas. Voy a dejar de dejarme influenciar por la tele. Pero el año que viene volveré, con una chaqueta por supuesto.




3 comentarios:

i dijo...

Yo también ví ese capítulo!! y también se me quedó grabada esa frase. Aún no he visto mi amanecer (porque como tu bien has dicho, los días de fiesta no cuentan) pero ya tengo elegido el sitio y el mes :)

Junom dijo...

Jijij espero que el año que viene repitas escena pero conmigo ^^ Yo también quiero ver amanecer en esas tierras valencioalicantinas. los paisajes os preciosos ^^.


(El blogger me pide que ponga "aspernol", eso que es? una nueva medicina? XDD"

Victoria dijo...

Yo tampoco he visto amanecer, excepto dias defiesta... :(
algo haré al respecto que me has dado envidia!:P